De nuevo una vuelta a una tarta hiperrealista clásica y con detalle.
Me encanta cómo el azar pone a prueba mi versatilidad intercalando de manera perfecta tartas infantiles y realistas a partes iguales.
En esta ocasión se trata de una tarta muy fina y llena de detalles: un joyero clásico y antiguo de color crema con brillo perla y detalles blancos y dorados.
Se dispuso el joyero y una colección de joyas antiguas con piedras semipreciosas sobre un encaje de azúcar todo ello de estética vintage.
Se adornó la tapa del joyero con un broche dorado y marfil a juego y por detrás el detalle de las bisagras de la tapa con sus tornillos.
Se puede ver pillado con la tapa del joyero saliendo un collar de perlas y un cajón abierto en el que se puede ver en su interior un conjunto de pendientes dorados con una piedra negra en talla cabujón con forma ovalada y un colgante a juego con su cadena dorada.
Saliendo del cajón dos gargantillas con cadena dorada, una de ellas un camafeo blanco, y la otra, un colgante con una imitación de una piedra de coral con talla de cabujón en forma de lágrima.
Fuera del cajón y sobre el encaje un broche dorado con una imitación de una turquesa en talla cabujón oval y un par de pendientes dorados con perlas.
Todas las joyas son comestibles.
Por dentro está hecha con bizcocho de chocolate negro con almíbar de vainilla al cacao, para intensificar, aún más si cabe, el intenso sabor del chocolate negro, y relleno con una crema súper refrescante de menta con virutas de chocolate negro. Una combinación perfecta que, quien ha probado, dice sabe exactamente igual que el clásico helado de menta con chocolate.
Me encanta lo que evoca esta tarta!!!
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