Este momento tenía que llegar.
Tenía que llegar el momento en el que hiciera un tarta joya y no he parado hasta conseguirlo. Las personas cercanas a mí ya sabréis porque.
Pues aún no me he quedado satisfecha y seguiré investigando y diseñando en este campo, que se ha abierto con esta tarta como puerta.
Mi imaginación vuela a velocidad vertiginosa y es hasta complicado seguirla y en breve deberé plasmar todo lo que me ofrece.
Mientras hablemos de este momento.
Una tarta joya , y sobre todo la primera, tenía que ser de oro. Y el color natural y más común del oro es el amarillo. Es por ello que toda la tarta es completamente dorada en ambos pisos.
Tenía que llevar piedras y no podían ser cualquiera. Aunque el rey de la joyería es el diamante, mi experiencia, conocimientos y carrera me hacen saber que puede llegar a ser más imponente y cara una esmeralda.
Las piedras de esta tarta están hechas con azúcar, uno especial usado en alta cocina. Su color es transparente aunque yo lo convertí en maravillosas esmeraldas de tonalidades verdes, diferentes todas ellas, imitando así a las naturales.
Por dentro os propongo una adivinanza…quien me siga enseguida lo sabrá: ¿de qué está hecha esta tarta?
Os animáis?
Muy elegante
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